¿Por qué el paro general de labores y consumo de una semana en sus casas para expulsar a Elba Esther Gordillo, la dirigente sindical más corrupta de México?
Porque México está en guerra supuestamente contra el narcotráfico, pero quien más padece esta violencia somos los ciudadanos de a pie. Vivir en Ciudad Juárez, la ciudad más peligrosa del mundo, o Acapulco, el puerto con más decapitados, no es lo mismo que vivir en Coyoacán, México. Las represiones políticas son constantes y se ha elevado el número de desaparecidos y muertos, en Chiapas, Oaxaca, Guerrero. Una vida con dignidad empieza por protegernos a nosotros mismos.
Porque no somos un grupo de "ciudadanistas", impulsores de movimientos ciudadanos que se creen la base activa de la política nacional. No. Sólo somos ciudadanos en ejercicio de nuestros derechos y libertades para manifestar nuestra profunda indignación por el hundimiento del país, en el que ha participado activamente Elba Esther Gordillo, la política más corrupta de México, traficante de influencias, manipuladora de las preferencias electorales de los maestros y represora de los opositores políticos al SNTE.
Porque los ciudadanos somos afectados directamente por las acciones delictivas de los políticos. Sus decisiones son públicas, impactan a todos. Y en el caso de Elba Esther Gordillo, es exactamente lo mismo, afecta a todos los mexicanos, no nada más a los maestros y a los alumnos. Al haber confesado sus acuerdos con Calderón al margen de la legalidad electoral, está reconociendo su complicidad en un fraude electoral que hundió a México en una guerra genocida y en una miseria sin precedentes.
Porque cualquier otra acción colectiva requiere de liderazgos, acuerdos políticos, negociaciones y pactos. Y no queremos los ciudadanos de a pie ser interlocutores de un gobierno ciego, inepto y genocida. Nuestra acción es anónima, pero no a escondidas. Nuestra acción no tiene líderes, pero requiere organización. Nuestra acción es convocada por las redes sociales, pero es real en la vida práctica.
Porque un paro general de labores y consumo, por ciudadanos anónimos en la vida política, genera más un impacto económico a la elite del poder político y empresarial, que cualquier caravana o plantón en el zócalo.
Porque los ciudadanos no queremos protagonismos políticos que se aprovechan de nuestro deseo de sacar el país del atolladero. Y sin embargo, nuestra acción es concreta, directa, y sin riesgos.
Porque nuestra acción no necesita prensa, ni complicidades de intelectuales con piel de cordero. Nuestra acción es la de un pueblo consciente de la necesidad de actuar en bien de todos y cada uno de los mexicanos. Sin conferencias de prensa ni favores a diputados o a cualquier otro político depredador del erario.
El paro general de labores y consumo del 2 al 9 de octubre consiste sólo en no ir a trabajar, no mandar los hijos a la escuela, no consumir en los supermercados, no ver televisión, al menos una hora diaria, todos de común acuerdo para hacerlo al mismo tiempo. Es una acción coordinada de resistencia cívica. No una simulación de revolución en el zócalo o frente a la SEP.