Absuelven a Barraza Bocanegra de la muerte de Rubí Marisol; familias pelean tras el fallo

Fue descuartizada y quemada en unas marraneras del poniente

■ Madre de la víctima exigía "pena máxima, 60 años de cárcel"

Acusado de asesinar, despedazar y quemar en unas marraneras del poniente de la ciudad a su pareja sentimental, Rubí Marisol Frayre Escobedo, para luego prenderle fuego, este jueves fue absuelto Sergio Rafael Barraza Bocanegra, de 22 años de edad, lo cual ocasionó que las familias involucradas pasaran de las injurias a los golpes.
Al conocerse la decisión de los jueces -entre estos Catalina Ochoa Contreras y Netzahualcóyotl Zúñiga- la lectura hubo de ser suspendida dados los gritos de rechazo de la madre , Marisela Escobedo,y una hermana de la victimada, quienes abandonaron sus asientos y lanzaron objetos al piso. Agentes de la Cipol desalojaron la Sala Dos convertida en un caos.

Posteriormente, al reanudar la exposición los jueces, quienes emitieron una decisión unánime, explicaron que nunca pudo ser establecida la causa de muerte de Rubí Marisol, y nunca se demostró que el acusado hubieses estado en el lugar y la hora de la muerte.
El indiciado había huido de Ciudad Juárez tras el homicidio cometido en agosto de 2008, supuestamente en la vivienda en la vivienda marcada con el 6520 de la calle Buchanan, en la colonia Vista Hermosa, para luego ser aprehendido el 16 de junio de 2009 en Fresnillo, Zacatecas, por" la retención" de una hija que procreó con Rubí.
El homicidio habría ocurrido luego de que el ahora absuelto encontró a su pareja sentimental en brazos de otro hombre en esa vivienda, según los familiares de ka mujer.
La madre de Rubí demandaba "pena máxima...60 años de cárcel" para el presunto, e hizo pública su exigencia mediante una marcha diaria de 10 kilómetros, desde la Ciudad Judicial a la Subprocuraduría, durante una semana.
A su vez, familiares de Barraza Bocanegra pedían su liberación y acusaban a la familia de la fallecida de haber dado muerte a un hermano menor del acusado en venganza por la muerte de Rubí.
Gritos, empujones y golpes que no llegaron a las lesiones, se propinaron mutuamente las contrapartes tras la sentencia que no ha sido oficializada públicamente.