Juegos blindados, ciudadanía desprotegida

Vigilancia en Villa Panamericana. Foto: AP
Vigilancia en Villa Panamericana.
Foto: AP

Llegó para brindar “seguridad” en el marco de los Panamericanos, pero a la Policía Federal se le acusa de lo contrario. Grupos de ciudadanos denuncian que sus elementos comenzaron ya a incurrir en abuso de autoridad, arbitrariedades y maltrato a la población. Incluso algunos diputados locales y federales alzaron la voz para exigir que se ponga freno a estos atropellos.

GUADALAJARA, JAL.- Fuera de control, sin coordinarse con las corporaciones policiacas locales y con una clara tendencia al alza en torno a la violación de los derechos humanos, la Policía Federal (PF) que tiene a su cargo la seguridad de los XVI Juegos Panamericanos se ha convertido en objeto de señalamientos por robos, extorsiones y abusos de autoridad contra la población civil, sin que alguien los pare.

Desde hace más de dos meses que llegaron a esta ciudad sus primeros contingentes, la PF supera a cualquier otra corporación en denuncias por abuso de autoridad, detenciones ilegales, extorsión, asalto y violación a las garantías constitucionales.

En unas cuantas semanas esta corporación se ha convertido en el azote de transportistas, empresarios, dueños de antros y ciudadanos en general. Aunque a esta corporación se le acusa de cometer múltiples abusos, sólo se ha presentado una queja ante la Comisión Estatal de Derechos Humanos –que ya fue turnada a la CNDH– y una denuncia penal por asalto y robo –averiguación previa 131307/2011– de la que tomó conocimiento la Procuraduría General de Justicia del estado.

Un ejemplo de la prepotencia y arbitrariedad con que actúan los policías federales –ya conocidos aquí como pandas, por los colores negro y blanco de sus uniformes– ocurrió el martes 4 cuando sin ningún aviso a la Secretaría de Vialidad y Transporte, clausuraron durante más de cuatro horas uno de los carriles centrales de la vía rápida Lázaro Cárdenas en sentido oriente-poniente. Su argumento fue que realizaron el operativo para “probar” el funcionamiento del carril exclusivo para el desplazamiento de las comitivas oficiales durante los juegos. (Extracto del reportaje que se publica esta semana en la edición 1824 de la revista Proceso, ya en circulación)