Navegaciones El misil fantasma y la bazuca presumida




un misil antiaéreo puede provocar un estruendo ensordecedor, especialmente cuando no está diseñado para tirar aviones, sino para hacer ruido. Eso pasó la tarde y noche del martes, cuando la mayor parte de la prensa nacional divulgó la siguiente historia: personal de Protección Civil del municipio de Cuernavaca encontró un misil antiaéreo en una fábrica de cosméticos que se había incendiado en forma parcial. Tras controlar el fuego fue hallado el artefacto cilíndrico, de 90 centímetros de largo, con punta negra, cuerpo verde y una inscripción críptica que rezaba: "106 r inert CARY M368". El artefacto fue confiscado por personal militar y el encargado de la fábrica fue detenido y presentado ante las autoridades. Hacia las 8 de la noche, la noticia podía hallarse en más de un centenar de medios en línea de México y el extranjero, incluyendo los de Televisa, W Radio, El Universal, Reforma, Milenio, Crónica, Excélsior y no sé cuántos más. Efe y Notimex se empeñaron en difundir aquello. El Diario de Yucatán llegó, en el colmo del ¿despiste?, a cabecear que el hallazgo había tenido lugar en Oaxaca. La información brincó a Twitter y todavía ayer seguía siendo difundida, tal cual, por ciudadanos incautos.



Al primer vistazo de las fotos divulgadas, resultaba claro que el objeto retratado no era un misil antiaéreo, sino un proyectil de artillería. La palabra “inert” escrita en su punta indicaba, además, que es menos que munición de salva: simplemente, una balota desactivada, peligrosa sólo si se le usara como arma contundente. Igual se puede romper el cráneo a alguien con un asiento de inodoro, pero nadie hace alharaca tipo seguridad nacional cuando se topa con un mueble de ésos.

Una rápida búsqueda en Wikipedia permitió constatar que, en efecto, el cilindro era, en realidad, munición de entrenamiento para el antediluviano cañón ligero M40, un arma antitanque sin retroceso, de fabricación estadunidense, retirada del servicio en su país de origen, aún empleada, al parecer, por las fuerzas regulares mexicanas, y profusamente utilizada por las facciones en pugna en Libia para darse mutuamente en la madre.




Entre las diversas municiones que podían ser disparadas por el M40 figura "el cartucho M368, una maqueta que no podía ser disparada y se empleaba para capacitación de operadores"; se trata, precisamente, del cilindro metálico hallado en Cuernavaca. Dato curioso, la pieza de artillería asociada padeció una obsolescencia prematura: diseñada en los años 50 del siglo pasado, fue usada en la guerra de Vietnam y, desde antes de que ésta terminara, fue remplazada por un arma de nueva generación: el misil antitanque BGM-71 TOW, con un alcance tres veces mayor y mucho más ligero, transportable, preciso y destructivo que el M40.

Parecía prudente advertir del equívoco, cosa que se hizo en Twitter y en el blog de esta columna, con resultados desoladores: hacia el mediodía de ayer, medios e individuos seguían difundiendo el falso hallazgo de Cuernavaca.



El martes, unas horas después de que se reportara el caso, el gobierno de Calderón divulgó que un helicóptero de la Policía Federal había sido atacado con armas de fuego en el municipio de Tomatlán, Michoacán, y que el piloto había debido realizar un aterrizaje de emergencia a unos kilómetros de allí, con dos de sus ocupantes heridos. Es inevitable asociar la insistencia de los medios en usar lo del misil antiaéreo para hacer ruido con la versión gubernamental de la aeronave atacada. A estas alturas, en el estado de desinformación y zozobra que padecemos, ya resulta difícil creer cualquier cosa, y lo más recomendable es aplicar la vieja máxima periodística: "si tu madre te dice que te ama, verifícalo con fuentes independientes". Por lo pronto, este irigote me suena a una de esas campañitas para sembrar terror, o bien a un nuevo montaje de García Luna Productions, ahora que el anterior ha salido del aire.