WIKILEAKS DESNUDA A CALDERÓN‏

El Semanario, Opinion

Dolia Estévez

En perfecta sincronización con la visita de Hillary Clinton a México, WikiLeaks filtró más cables secretos de la embajada estadounidense que pintan el retrato de un mandatario mexicano extremadamente dependiente en el apoyo político y material de EU, y sumamente ansioso del reconocimiento de Washington. Los despachos también confirman presiones para que Felipe Calderón concluya lo antes posible lo que Washington considera el papel contraproducente de la Sedena como agencia líder en el combate al crimen organizado.

LA VERDAD INCÓMODA

En una reunión con la secretaria de Seguridad Interna, Janet Napolitano, en febrero de 2010 en Los Pinos, Calderón elogió a la Marina como la “más apta en el manejo” de inteligencia y pidió a la alta funcionaria la ayuda del Centro de Inteligencia de la DEA en El Paso (EPIC) en la identificación de blancos criminales en Ciudad Juárez. De acuerdo con el despacho firmado por el Embajador de EU, Carlos Pascual, Napolitano respondió que EU puede ayudar, pero que “México debe ir más allá del despliegue de los militares y establecer una capacidad policiaca en Juárez capaz de vigilar cada cuadra y cada calle”. Recalcó el imperativo de establecer un régimen de derecho y una “verdadera presencia policiaca” en Juárez.

Semanas después, Napolitano declaró en Washington que el estado de Derecho en Juárez era “inexistente” y que la presencia del ejército “no ayudó a pacificarla”. Sus críticas indignaron a Calderón quien ordenó a su entonces secretario de Gobernación, Gómez Mont, tacharlas de “falsas”. Los 3,111 homicidios en Juárez en 2010 desmienten a Calderón y reivindican a Napolitano.

SOLO ENTRE “RUDOS”

Interrogado en abril de 2009 por un grupo de legisladores visitantes en cuanto a si había “ímpetu político” para regresar a las “viejas prácticas” de hacerse de la vista gorda, Calderón respondió que “existe un serio riesgo” en ese sentido. Sostuvo que en el pasado “ciertos sectores” pactaron informalmente con los criminales a cambio de estabilidad y que otra vez abogan por un arreglo similar pero, subrayó, “mi compromiso es hacer cumplir la ley”. En respuesta a una pregunta sobre la renuncia de los militares, respondió que “empiezan a ver los beneficios de cooperar con EU” y que les ha ordenado “hacer lo que sea necesario” con el ejército de EU para derrotar a los cárteles. Tras elogiar su valentía, los legisladores prometieron ayudarlo. Calderón confesó sentirse “casi solo” en su defensa del “libre mercado, los derechos humanos y el régimen de derecho” en un vecindario lleno de “tipos rudos”.

MIOPÍA MEXICANA

En mayo de 2008, poco antes de terminar su larga gestión como embajador de George W. Bush, Tony Garza envió un despacho a Washington en el que criticó la visión miope sobre el mundo de México que le impide entender la amenaza potencial de Al Qaeda en la región. Con todo, Garza se congratuló de la disposición de Calderón a cooperar en la búsqueda de “terroristas potenciales” con intenciones de usar a México para atacar a EU. Informó que el CISEN autorizó a funcionarios estadounidenses, presuntamente agentes del FBI, a interrogar a extranjeros (inmigrantes de paso) en territorio mexicano.

DEPENDENCIA EXTERNA, PUGNAS INTERNAS

Otro cable secreto de Pascual, de noviembre de 2009, ofrece un sombrío panorama de los servicios de inteligencia mexicanos, descritos de “disfuncionales y anárquicos” e incapaces de producir “información de alta calidad y operaciones contra blancos específicos”. Como resultado, dice, dependen fuertemente en la inteligencia de EU. El CISEN ha demostrado que es incapaz de ejercer el papel de “líder verdadero” en las operaciones de inteligencia debido, en parte, a “gigantes institucionales” como la SSP, cuyo presupuesto y personal opacan al resto. Sostiene que la SSP se pasa de lado a la PGR en tareas de intercepciones telefónicas y solicitud de récord de compañías de teléfonos. El relevo del procurador Eduardo Medina Mora por Arturo Chávez no ayudó a mitigar la conocida rivalidad institucional y personal de la PGR con Genaro García Luna, intrigas que obstaculizan el intercambio de inteligencia y fomenta un clima de desconfianza. Según Pascual, la Sedena prefiere trabajar con la PGR que con la SSP.