El sismo de Chile ha puesto en alerta a los científicos mexicanos, quienes se cuestionan la posibilidad de un terremoto en nuestro país a futuro. A propósito, el Dr. Raúl Valenzuela Wong, del Departamento de Sismología del Instituto de Geofísica de la UNAM, ha vaticiando que habrá un movimiento telúrico que superaría los ocho grados en la escala de Richter. De acuerdo a Wong, el epicentro se localizaría en la zona norte de Guerrero, donde no se han movido las placas tectónicas desde 1911.
Wong supone que el largo tiempo que ha transcurrido inactiva la Brecha de Guerrero podría provocar un sismo de alta magnitud en un futuro próximo. Aunque el epicentro sería en esa zona, es probable que el impacto se resienta en la capital del país, al igual que en 1985. Cabe recordar que en esa ocasión, el terremoto se originó en Michoacán, provocando estragos en diferentes puntos de la república.
Vale preguntarse si México está preparado para la catástrofe. La verdad es que ningún país lo está. Eso sí, la planeación puede ayudar a paliar los efectos de una hecatombe natural. Es indudable que las estructuras han mejorado a partir del 1985 (amén de que ya no se usan materiales piratas para la construcción, como evidenció el temblor de hace un cuarto de siglo), y que nuestro país cuenta con uno de los ejércitos más capaces en labores de reconstrucción. Pero, sobre todo, cuenta con una sociedad civil que en momentos de angustia saca la cara. Recalco: es imposible está preparado al 100%. Sólo nos resta prevenir al máximo, y esperar que Wong se haya equivocado.