

Con pancartas alusivas a la trayectoria de Reyes Salazar y otras con textos contra el gobierno federal, los involucrados arribaron al edificio ubicado en avenidas Lincoln y Hermanos Escobar, donde con pintura de aerosol plasmaron "Juárez no es cuartel, fuera ejército de el".
"Toda una vida de lucha...", se leía en otra de las pintas hechas con letras negras en la barda perimetral de la PGR donde, tras las rejas del acceso principal, permanecían acuartelados decanas de agentes de la Policía federal Preventiva.
A diferencia de otras ocasiones, ningún funcionario salió de las oficinas mientras los manifestantes del Frente Nacional contra la Represión, Asamblea Ciudadana, Resissste, Centro de investigación y Solidaridad Obrera, y otras asociaciones pedían a gritos la renuncia del presidente Felipe Calderón, la del gobernador y el alcalde por su ineficacia para frenar la violencia.

Uno de los participantes, Alberto Domínguez, recordó que "a Josefina ya le habían matado a su hijo Julio César, lo asesino un comando en una fiesta" en Guadalupe Distrito Bravos como represalia por la lucha de la mujer contra abusos de militares y policías.

"Josefina denunció torturas y abusos contra personas...era una voz que quisieron callar", decían los inconformes.
Anunciaron para el sábado próximo una reunión a las 08:00 en el puente al revés (avenidas Tecnológico y Juárez-Povenir) para de ahí partir en caravana al panteón de Guadalupe Distrito Bravos y depositar una ofrenda floral en la tumba de Josefina Reyes, para posteriormente realizar un mitin en el lugar en que fue asesinada.