La Universidad Nacional en apoyo a la lucha del Sindicato Mexicano de Electricistas


Estudiantes, profesores y trabajadores de la UNAM

El sábado 10 de octubre, los militares toman la Compañía de Luz y Fuerza del Centro (LyFC). Cinco días después, cientos de miles de personas, convocadas por el SME, salieron a repudiar el decreto de extinción y despojo; el contingente electricistas fue el más numeroso y combativo. Se trató de una marcha histórica, colmada de coraje e indignación; durante 5 horas, los contingentes llegaban a un Zócalo inundado de solidaridad al grito de “¡NO ESTÁN SOLOS!”. Los medios de comunicación, como Televisa y TV Azteca, apenas “informaron” de la movilización, dijeron que éramos 80 mil, cuando algunos medios incluso aceptaron que “la plancha del Zócalo se llenó tres veces” y ni así todos lograron llegar al mitin. Contra el SME hay un enorme cerco mediático, en cambio, las mentiras de Calderón, Carstens o Lozano salen, hasta en cadena nacional.

El gobierno orquestó el estrangulamiento financiero de LyFC, pero hace ver al trabajador como “culpable de la quiebra”; ellos, los de arriba, se embolsan millones de pesos de los recursos públicos, pero llaman “privilegiados” a los electricistas del SME por conservar algunos derechos. Quisieran ver a todo nuestro pueblo despojado, tenernos sin organización, sin sindicatos de lucha, sin protestar ni alzar la voz frente a sus injusticias. Pero no podrán. Ellos tienen a los medios y a los policías, pero nosotros, los de abajo, somos muchos más y tenemos la razón. Junto al SME, hermanando luchas, unificando esfuerzos, plantándose con firmeza y sembrando rebeldía no habrá merolico de Televisa ni policía federal que nos detenga. Por eso decimos: ¡nos quitaron la Luz, pero tenemos la Fuerza!
Terminada la marcha, vino la mesa de diálogo. “Liquídense y luego hablamos” le dijo Gobernación al dirigente sindical Martín Esparza, en una actitud prepotente e inaceptable. Le apuestan a derrotar al SME con la desconfianza interna y la necesidad económica.

En primeras planas, Milenio y otros medios dicen que Esparza ya negoció, que tiene grandes casas, terrenos comprados con las cuotas sindicales, negocios de tratamiento de basura para la producción eléctrica, etc. Lo mismo intentaron en 1999, sembrar la duda entre los estudiantes huelguistas que pelearon por la gratuidad de la UNAM, o en Atenco, donde mil veces afirmaron que Ignacio del Valle se había vendido, que ya tenía playa en Acapulco y sendas babosadas más. Unidad, firmeza, una amplia participación, vigilancia de masas y una toma de decisiones colectiva, en asambleas generales como las que actualmente se organizan en el SME, son lo único que derrotará la maniobra del gobierno.

El otro frente de batalla, es la sobrevivencia. Al otro día de la toma militar, los trabajadores de LyFC cobrarían la quincena, además están congeladas las cuotas sindicales. Y la situación se ha recrudecido: hospitales del IMSS comenzaron a negar atención médica a los miembros del SME, las guarderías no aceptan a sus hijos. Una pelea firme y de largo aliento, pasa por garantizar recursos mínimos a los compañeros, que no los doble el hambre, ni la enfermedad, que cuenten con lo mínimo indispensable para resistir a esta inhumana intentona de Calderón.
Frente a los electricistas se ha puesto una enorme zanahoria.

El gobierno les ha dicho que si aceptan rápido su liquidación, tendrán derechos “por encima de la ley”, 3 años y medio de sueldo más un bono compensatorio. El aceptar rápido la derrota implicaría estar, además, en el tope de la lista para las eventuales “recontrataciones en la CFE”. ¡Qué cosa más indignante! Ojalá el gobierno garantizara de la misma manera, liquidaciones “por encima de la ley” para los millones de trabajadores que están siendo despedidos actualmente por la crisis económica; es claro de lo que se trata: erradicar a billetazo limpio al SME, con todo y sus 94 años de historia, para luego avanzar en la privatización de la electricidad y profundizar el despojo contra todo el pueblo de México. Hasta “cursos de inglés” y changarros han ofrecido con tal de que los trabajadores acepten su rendición.

Por todo esto, es necesario rodear de la más amplia solidaridad a los dignos trabajadores del SME. Que la UNAM vuelque toda su creatividad e ingenio para apoyar la lucha. Médicos, Odontólogos, Trabajadores Sociales, Arquitectos, Pedagogos, Abogados, Ingenieros, todos los esfuerzos son necesarios. Que no les dan atención médica en el IMSS, pues que vayan brigadas médicas de la UNAM a atender a los compañeros y a sus familias. Que no aceptan a los niños en las guarderías, pues aquí hay muchos pedagogos, psicólogos y trabajadores sociales titulados o en formación que pueden aportar mucho para suplir esta carencia. Que un trabajador cayó en depresión, o hace falta arreglar una imprenta, o se necesita asesoría legal, o para hacer trabajos de serigrafía y mil iniciativas más, pueden y deben ser echadas a andar por la mayor cantidad de universitarios posible. Todo aquel que pueda solidarizarse, que lo haga; todos los medios, todos los recursos, todas las iniciativas de apoyo son ahora imprescindibles