Juan Agulló
Es la noticia del día/la influenza ya llegó/compren todos medicina pa’ enfrentar al batallón/ya mejor que te dé un SIDA, un cáncer o comezón/pues más vale ser suicida con taquitos de pastor/porque dicen que es la gripa perfecta/no te vayas a perder, cuñado, todo ya se acabó [estribillo]/… y no saben que el chilango vive debajo del smog/Vete de la capital, pronto todo va a estallar/quedaremos como zombies bien quemados por el sol/y ahora quién nos va a ayudar/ llamen a Superman/todos estaremos muertos cuando llegue Indiana Jones
(Cumbia de la influenza: anónima)
Cuando tu jefa se dirige a ti y a tus compañeros con una mascarilla sanitaria puesta y la acción no se desarrolla en un quirófano, algo raro está pasando…
Quince años después del levantamiento zapatista de Chiapas, la gente vuelve a cubrirse el rostro en México, aunque cambian las tornas: progresa el miedo, no la esperanza…
Ha irrumpido la Influenza. El mundo se ve distinto cuando el que amenaza carece de rostro, no lo oculta...
A(H1N1). La gripe porcina acecha aunque, de momento, nadie sabe por qué ni por dónde. De momento van, que se sepa, 159 muertos.
Cualquiera podría ser un agente transmisor: ya ni llevar barba prueba algo…
Las autoridades sanitarias avisaron de la epidemia (y decretaron las primeras medidas de urgencia) el jueves pasado por la noche. Al principio, fue tanta la nocturnidad que muchos, dormidos, ni nos enteramos.
Hubo más desconcierto que pánico: paulatina vuelta a casa; llamadas, llamadas y más llamadas; radio, televisión, Internet... Humor, ironía, sorna a raudales e incluso cierta dosis de alegría contenida (e indisimulada) por un fin de semana tan largo e inesperado...
La prensa internacional comenzó a hacer circular, enseguida, fotos de enmascarados. Infinidad de intrahistorias: “yo subía; yo bajaba; yo tenía que hacer; yo pienso; yo puedo; yo conozco a fulanito que vio a menganito”…
A ojos del mundo, casi todos los habitantes de esta pandémica ciudad nos tapábamos la boca. La gente, empero, pese a la proliferación gráfica y a la corriente de miedo azuzada por los medios, ha tardado en ponerse las dichosas mascarillas. A casi una semana del inicio de la epidemia, solo un tercio de los chilangos circula, franela en ristre.
Otro tercio deja su nariz o boca al descubierto; se echa un cigarrito; se besa con su novia o convierte al preservativo oral en un antiestético collar. Basta darse una vuelta por cualquier calle para constatar que el enfoque de la prensa, sobre todo internacional, resulta exagerado. Cero en conducta.
(Queda por aclarar que el tercio restante, por vaguería o por descreimiento, sigue sin portar mascarilla).
Ayer por la tarde recorrí seis farmacias y en ninguna de las boticas quedaban tapabocas…
Durante dicha salida pude constatar algunos otros detalles interesantes:
1) los supermercados (y videoclubs) están a rebosar. Los precios suben y el Gobierno Federal no interviene: el mismo mercado desregulado que, probablemente, desató la mutación viral y su libre circulación (al parecer, desde una porquera de Granjas Carroll –subsidiaria de la estadounidense Smithfield- en Perote, Veracruz2) sigue funcionando sin que nadie lo altere. La mano invisible suele ser especialmente cruel en tiempos de crisis. Nadie, empero, protesta.
2) a tono con las leyes y creencias de mercado muchos piensan que con algo de lana (plata, pelas, guita, dinero, money) todo, se soluciona: un par de farmacéuticos me confirmaron que habían recibido visitas de gente histérica queriendo comprar el famoso Tamiflu (un antiviral, supuesto remedio contra la Influenza). Orden tajante: no permitir que nadie se automedique. Resultado: las farmaco-broncas, proliferan...
3) la sensación que se tiene al salir a la calle resulta curiosa: se ven pocos niños; los transportes públicos van medio vacíos y los automóviles, numerosos, suelen transportar a una sola persona… No hay quien encuentre taxis libres y todo el mundo utiliza el claxon sin control. Síntomas de un nerviosismo colectivo que cuando frisa lo bilateral se convierte, sin embargo, en aparente cautela, hueca cordialidad y falso autocontrol…
El fin de semana de pseudo-cuarentena, aunque todos los espectáculos fueron suspendidos, pasó prácticamente desapercibido. Muchos, alquilaron películas y otros, se vieron el fútbol (Pumas-Chivas) por televisión (al estadio estaba prohibido ir).
Iniciar la semana a menos revoluciones de lo normal está siendo, sin embargo, harina de otro costal: ayer, por ejemplo, la Alcaldía del DF le prohibió abrir a los restaurantes. Cualquiera que, desde el domingo, se haya dado una vuelta por La Condesa (barrio de moda) se habrá dado cuenta de que, en realidad, el gremio de restauradores ya había tomado precauciones por su cuenta (más vale cerrar que no llenar).
(Incluso El Tizoncito, famoso inventor de los famosísimos Tacos al pastor -a base de carne enchilada, vacuna y porcina- lleva cerrado un par de días…)
Los comerciantes dicen estar perdiendo, en plena crisis, unos 20 millones de euros al día.
Hay una tienda de muebles de diseño cerca de mi casa que ha lanzado unas rebajas del 50% sobre todos sus productos… La actividad se ha reducido en una tercera parte y al parecer, la cosa irá a más…
Esta semana se han producido situaciones conceptualmente surrealistas: el domingo pasado, por ejemplo, el Gobierno Federal decidió que el sistema educativo al completo –desde las guarderías hasta las Universidades, públicas y privadas- se detuviera, como poco, hasta el próximo miércoles 6 de mayo… pero muchos papás y mamás han tenido que seguir acudiendo a trabajar, como si el virus mutante, discriminara…
Irresponsables los empresarios; sumisos los trabajadores ¿negligente el Gobierno?
Mucho secreto, demasiado secreto…
Hay cosas que nadie sabe. Por ejemplo ¿dónde diantres está el foco?: el Gobierno dice que en Oaxaca (al Sur) y los mentideros empiezan a rumorear que en Veracruz (al Este). Canadá es quien, en realidad, dio la voz de alarma (desde el Norte)…
Pero ¿dónde se contagió el famoso (y desconocido) turista canadiense? Misterio.
¿Sería en San Luis Potosí, Estado que, de momento, se lleva la palma?
Más misterios: aquí en el DF no sabemos en qué Delegaciones (distritos) o Colonias (barrios) hay más casos de gripe porcina…
Solo sabemos que hay foquitos: los hospitales están rodeados por discretos cordones de seguridad… que, eso sí, no pueden evitar que las leyendas urbanas proliferen: “Dicen que en el Durango han muerto cincuenta”; “Mi primo vio en el Médica Sur…”; “Mi vecina, que trabaja como enfermera en el Ángeles…”; “Del ABC ya han visto salir no sé cuántos autos fúnebres”…
Papanatas.
Solo el año pasado, en México, murieron 6,262 personas (a razón de unas 17 por día) por violencia ligada al narcotráfico: más del doble (2,100) que en Afganistán y algo más de la mitad (9,028) que en Irak.
Vista con frialdad, la cifra de muertos por gripe porcina suena a coña: no llega ni al 3% de los salvajes ajusticiamientos (cortes de cabezas, manos, miembros, etc.) que, cotidianamente, se perpetran en este país…
En la Ciudad de México, de casi 20 millones de habitantes, han muerto, hasta ahora, 25 personas por gripe porcina. En otros términos: solo el 0,0001% de la población se ha visto afectada… Infinitamente menos que por el narco…
Pero hay desabastecimiento de mascarillas…Todo un triunfo publicitario (dicen que la Alcaldía importará 5 millones del extranjero) que también lo es, ante todo, político: los tapabocas se imponen a los pasamontañas y con ellos, la desconfianza y la apatía, a la solidaridad y el emprendimiento…
La gente, aquí, no cree en su Gobierno, seguro, pero tampoco en el prójimo. Homo hominis lupo: en la segmentada Ciudad de México, puede estarse cociendo una variación política de alcance planetario… Los Lazaretos (antecedentes medievales de prisiones, manicomios y escuelas) fueron creados en Europa como fortalezas preventivas frente a una difusa amenaza biológica (la peste)... Actualmente, el Estado, está regulando la profilaxis a través de un manejo, autoritario y urgente, de la excepcionalidad: asilamientos inopinados; allanamientos de morada; suspensión de facto del derecho de reunión y por supuesto, que no falte, compras sin control y endeudamientos sin permiso. Ghettos, next stop. De Al-Qaeda a los virus mutantes: el Estado de excepción sanitaria acaba de hacer, señores y señoras, su irrupción en el panorama (político) mundial y la mejor noticia para los de arriba es que, los de abajo, contribuyen, colaboran, justifican…
Lo he visto; le leo…
La paranoia securitaria ha irrumpido, como problema biopolítico, en el ámbito de lo microscópico.
Lo de menos, ahora, es si alguien conspiró para propagar este virus o si, por el contrario, pudo haber un manejo irresponsable de piaras y vacunas. Lo importante consiste en saber cómo se está gestionando, política y jurídicamente, esta crisis. Lo trascendente no tiene que ver con el riesgo, evidente, de pandemia global sino con una nueva forma de amenaza planetaria: ¿se le darán nuevas vueltas de tuerca, después de esto, a nuestros derechos y libertades civiles? ¿Puede contribuir la salud pública a apuntalar la legitimidad de Gobiernos que llevan años relajando coberturas y dispositivos en nombre de la seguridad (pública) y del (libre) mercado? ¿Refuerza el miedo al contagio la tendencia al orden? Está por ver: aquí, en México, se dirimen poder e Influenza…
Es la noticia del día/la influenza ya llegó/compren todos medicina pa’ enfrentar al batallón/ya mejor que te dé un SIDA, un cáncer o comezón/pues más vale ser suicida con taquitos de pastor/porque dicen que es la gripa perfecta/no te vayas a perder, cuñado, todo ya se acabó [estribillo]/… y no saben que el chilango vive debajo del smog/Vete de la capital, pronto todo va a estallar/quedaremos como zombies bien quemados por el sol/y ahora quién nos va a ayudar/ llamen a Superman/todos estaremos muertos cuando llegue Indiana Jones
(Cumbia de la influenza: anónima)
Cuando tu jefa se dirige a ti y a tus compañeros con una mascarilla sanitaria puesta y la acción no se desarrolla en un quirófano, algo raro está pasando…
Quince años después del levantamiento zapatista de Chiapas, la gente vuelve a cubrirse el rostro en México, aunque cambian las tornas: progresa el miedo, no la esperanza…
Ha irrumpido la Influenza. El mundo se ve distinto cuando el que amenaza carece de rostro, no lo oculta...
A(H1N1). La gripe porcina acecha aunque, de momento, nadie sabe por qué ni por dónde. De momento van, que se sepa, 159 muertos.
Cualquiera podría ser un agente transmisor: ya ni llevar barba prueba algo…
Las autoridades sanitarias avisaron de la epidemia (y decretaron las primeras medidas de urgencia) el jueves pasado por la noche. Al principio, fue tanta la nocturnidad que muchos, dormidos, ni nos enteramos.
Hubo más desconcierto que pánico: paulatina vuelta a casa; llamadas, llamadas y más llamadas; radio, televisión, Internet... Humor, ironía, sorna a raudales e incluso cierta dosis de alegría contenida (e indisimulada) por un fin de semana tan largo e inesperado...
La prensa internacional comenzó a hacer circular, enseguida, fotos de enmascarados. Infinidad de intrahistorias: “yo subía; yo bajaba; yo tenía que hacer; yo pienso; yo puedo; yo conozco a fulanito que vio a menganito”…
A ojos del mundo, casi todos los habitantes de esta pandémica ciudad nos tapábamos la boca. La gente, empero, pese a la proliferación gráfica y a la corriente de miedo azuzada por los medios, ha tardado en ponerse las dichosas mascarillas. A casi una semana del inicio de la epidemia, solo un tercio de los chilangos circula, franela en ristre.
Otro tercio deja su nariz o boca al descubierto; se echa un cigarrito; se besa con su novia o convierte al preservativo oral en un antiestético collar. Basta darse una vuelta por cualquier calle para constatar que el enfoque de la prensa, sobre todo internacional, resulta exagerado. Cero en conducta.
(Queda por aclarar que el tercio restante, por vaguería o por descreimiento, sigue sin portar mascarilla).
Ayer por la tarde recorrí seis farmacias y en ninguna de las boticas quedaban tapabocas…
Durante dicha salida pude constatar algunos otros detalles interesantes:
1) los supermercados (y videoclubs) están a rebosar. Los precios suben y el Gobierno Federal no interviene: el mismo mercado desregulado que, probablemente, desató la mutación viral y su libre circulación (al parecer, desde una porquera de Granjas Carroll –subsidiaria de la estadounidense Smithfield- en Perote, Veracruz2) sigue funcionando sin que nadie lo altere. La mano invisible suele ser especialmente cruel en tiempos de crisis. Nadie, empero, protesta.
2) a tono con las leyes y creencias de mercado muchos piensan que con algo de lana (plata, pelas, guita, dinero, money) todo, se soluciona: un par de farmacéuticos me confirmaron que habían recibido visitas de gente histérica queriendo comprar el famoso Tamiflu (un antiviral, supuesto remedio contra la Influenza). Orden tajante: no permitir que nadie se automedique. Resultado: las farmaco-broncas, proliferan...
3) la sensación que se tiene al salir a la calle resulta curiosa: se ven pocos niños; los transportes públicos van medio vacíos y los automóviles, numerosos, suelen transportar a una sola persona… No hay quien encuentre taxis libres y todo el mundo utiliza el claxon sin control. Síntomas de un nerviosismo colectivo que cuando frisa lo bilateral se convierte, sin embargo, en aparente cautela, hueca cordialidad y falso autocontrol…
El fin de semana de pseudo-cuarentena, aunque todos los espectáculos fueron suspendidos, pasó prácticamente desapercibido. Muchos, alquilaron películas y otros, se vieron el fútbol (Pumas-Chivas) por televisión (al estadio estaba prohibido ir).
Iniciar la semana a menos revoluciones de lo normal está siendo, sin embargo, harina de otro costal: ayer, por ejemplo, la Alcaldía del DF le prohibió abrir a los restaurantes. Cualquiera que, desde el domingo, se haya dado una vuelta por La Condesa (barrio de moda) se habrá dado cuenta de que, en realidad, el gremio de restauradores ya había tomado precauciones por su cuenta (más vale cerrar que no llenar).
(Incluso El Tizoncito, famoso inventor de los famosísimos Tacos al pastor -a base de carne enchilada, vacuna y porcina- lleva cerrado un par de días…)
Los comerciantes dicen estar perdiendo, en plena crisis, unos 20 millones de euros al día.
Hay una tienda de muebles de diseño cerca de mi casa que ha lanzado unas rebajas del 50% sobre todos sus productos… La actividad se ha reducido en una tercera parte y al parecer, la cosa irá a más…
Esta semana se han producido situaciones conceptualmente surrealistas: el domingo pasado, por ejemplo, el Gobierno Federal decidió que el sistema educativo al completo –desde las guarderías hasta las Universidades, públicas y privadas- se detuviera, como poco, hasta el próximo miércoles 6 de mayo… pero muchos papás y mamás han tenido que seguir acudiendo a trabajar, como si el virus mutante, discriminara…
Irresponsables los empresarios; sumisos los trabajadores ¿negligente el Gobierno?
Mucho secreto, demasiado secreto…
Hay cosas que nadie sabe. Por ejemplo ¿dónde diantres está el foco?: el Gobierno dice que en Oaxaca (al Sur) y los mentideros empiezan a rumorear que en Veracruz (al Este). Canadá es quien, en realidad, dio la voz de alarma (desde el Norte)…
Pero ¿dónde se contagió el famoso (y desconocido) turista canadiense? Misterio.
¿Sería en San Luis Potosí, Estado que, de momento, se lleva la palma?
Más misterios: aquí en el DF no sabemos en qué Delegaciones (distritos) o Colonias (barrios) hay más casos de gripe porcina…
Solo sabemos que hay foquitos: los hospitales están rodeados por discretos cordones de seguridad… que, eso sí, no pueden evitar que las leyendas urbanas proliferen: “Dicen que en el Durango han muerto cincuenta”; “Mi primo vio en el Médica Sur…”; “Mi vecina, que trabaja como enfermera en el Ángeles…”; “Del ABC ya han visto salir no sé cuántos autos fúnebres”…
Papanatas.
Solo el año pasado, en México, murieron 6,262 personas (a razón de unas 17 por día) por violencia ligada al narcotráfico: más del doble (2,100) que en Afganistán y algo más de la mitad (9,028) que en Irak.
Vista con frialdad, la cifra de muertos por gripe porcina suena a coña: no llega ni al 3% de los salvajes ajusticiamientos (cortes de cabezas, manos, miembros, etc.) que, cotidianamente, se perpetran en este país…
En la Ciudad de México, de casi 20 millones de habitantes, han muerto, hasta ahora, 25 personas por gripe porcina. En otros términos: solo el 0,0001% de la población se ha visto afectada… Infinitamente menos que por el narco…
Pero hay desabastecimiento de mascarillas…Todo un triunfo publicitario (dicen que la Alcaldía importará 5 millones del extranjero) que también lo es, ante todo, político: los tapabocas se imponen a los pasamontañas y con ellos, la desconfianza y la apatía, a la solidaridad y el emprendimiento…
La gente, aquí, no cree en su Gobierno, seguro, pero tampoco en el prójimo. Homo hominis lupo: en la segmentada Ciudad de México, puede estarse cociendo una variación política de alcance planetario… Los Lazaretos (antecedentes medievales de prisiones, manicomios y escuelas) fueron creados en Europa como fortalezas preventivas frente a una difusa amenaza biológica (la peste)... Actualmente, el Estado, está regulando la profilaxis a través de un manejo, autoritario y urgente, de la excepcionalidad: asilamientos inopinados; allanamientos de morada; suspensión de facto del derecho de reunión y por supuesto, que no falte, compras sin control y endeudamientos sin permiso. Ghettos, next stop. De Al-Qaeda a los virus mutantes: el Estado de excepción sanitaria acaba de hacer, señores y señoras, su irrupción en el panorama (político) mundial y la mejor noticia para los de arriba es que, los de abajo, contribuyen, colaboran, justifican…
Lo he visto; le leo…
La paranoia securitaria ha irrumpido, como problema biopolítico, en el ámbito de lo microscópico.
Lo de menos, ahora, es si alguien conspiró para propagar este virus o si, por el contrario, pudo haber un manejo irresponsable de piaras y vacunas. Lo importante consiste en saber cómo se está gestionando, política y jurídicamente, esta crisis. Lo trascendente no tiene que ver con el riesgo, evidente, de pandemia global sino con una nueva forma de amenaza planetaria: ¿se le darán nuevas vueltas de tuerca, después de esto, a nuestros derechos y libertades civiles? ¿Puede contribuir la salud pública a apuntalar la legitimidad de Gobiernos que llevan años relajando coberturas y dispositivos en nombre de la seguridad (pública) y del (libre) mercado? ¿Refuerza el miedo al contagio la tendencia al orden? Está por ver: aquí, en México, se dirimen poder e Influenza…