Viven escuelas su peor crisis de inseguridad



Francisco Cabrera

El Observador



Ciudad Juárez, Chih.- Escuelas de todos los niveles en Ciudad Juárez viven la peor crisis de inseguridad de su historia, debido a las amenazas que grupos criminales han deslizado con el fin de obtener dinero para sus oscuros fines.



Padres de familia, maestros y estudiantes consultados, coinciden en una sola cosa: que hay un pánico desbordado cada vez que los muchachos se dirigen a sus planteles, llámese kinder, primaria, secundaria, preparatoria o universidad.



El temor es que los alumnos puedan ser blanco de eventuales ataques perpetrados por quienes solicitaron previamente las cuotas de extorsión a los directivos de los planteles.



“Ya les llegaron a los bares, a las cantinas, a los yonques, pero ahora se fueron contra los más vulnerables, es una vergüenza. Antes se pensaba que hasta los narcos y los mafiosos en general sabían con quién meterse, pero esto de que ahora se vayan hasta contra los niños es lo peor que puede pasar”, comenta Arturo Soriano, padre de una estudiante de primaria.



Trastocan vida escolar


Durante las últimas semanas, los acontecimientos de violencia contra las escuelas se han precipitado en cascada.



Primero los profesores de algunas instituciones afirmaron que delincuentes les pidieron la entrega del dinero de sus aguinaldos y luego que les pidieron cuotas de extorsión por cada alumno.



Después apareció una manta amenazante en un edificio y en el transcurso de los días las versiones de intimidaciones y acosos de estafadores reales o imaginarios se han multiplicado por decenas.



Como consecuencia de lo anterior, las medidas que tienden a tratar de proteger a los alumnos han sido igualmente variadas.



Los inmuebles del saber se han convertido ahora en corazas amuralladas donde el ingreso se convierte en un desafío, aún para los padres de familia, explican ellos mismos.



Según un sondeo realizado en diversas instituciones, ahora se les piden identificaciones a los progenitores si es que desean llegar a la dirección en horas de clase, a la vez que es obligatorio presentar un gafete con el nombre y fotografía de sus hijos, por lo menos en el caso de los jardines de niños.



“El otro día me regresaron a la casa por que no traía el gafete, no me quisieron entregar la niña, me dio coraje pero a la vez está bien, porque cómo van a estar seguros de quién soy, a lo mejor es una ratera a quien se la dan”, expresa Esmeralda Rodríguez, cuya hija de cuatro años asiste a un kinder ubicado al suroriente de la ciudad.



Deciden suspender clases


Pero esas medidas para cuidar los infantes han sido las más mínimas, ya que en otro casos los directivos, en coordinación con padres de familia, han decidido mejor suspender las clases, porque consideran que no hay condiciones que garanticen la seguridad.



Tal fue el caso de los jardines de niños Yitzurani y otro denominado Ixcalli, donde acordaron adelantar las vacaciones decembrinas y programar el regreso hasta el próximo 7 de enero, fecha marcada en el calendario escolar como el reinicio de los trabajos auláticos en los planteles.



Un caso ocurrido apenas el pasado miércoles 19 de noviembre, refleja por su parte el nivel de miedo desatado entre la población estudiantil.



Un niño afirmó haber visto un grupo de hombres amados y enmascarados afuera de la escuela primaria Amado Nervo, por lo que se lo comunicó a su madre, la cual entró en crisis y pidió a lágrima viva que hubiera vigilancia en el exterior de la institución por parte de alguna corporación oficial.



Después se extendió de boca en boca el rumor de que un comando armado había llegado a la escuela en una camioneta, cuyos integrantes pidieron dinero a la directora.



La directora del turno vespertino de la primaria, María Luisa Miranda, se encargó de desmentir la versión que se había generalizado, afirmando que ningunos maleantes habían llegado a tratar de extorsionarla, aunque sus palabras poco lograron para que la gente recobrara la calma.



Esconden miedo para calmar a alumnos


Aunque el temor es generalizado, hay instituciones donde los maestros tratan de guardar la calma, para no darle pie al pánico, aunque por dentro estén temblando, reconocen.



José Reyes Bañuelos, profesor del Centro de Estudios Tecnológicos de Ciudad Juárez (CETCJ), reconoce por ejemplo que el ambiente en su escuela “está pesado”.



Menciona que como cabezas de los grupos, los tutores tratan de enfocar sus baterías a las clases habituales, aunque estén conscientes de que algo grave está ocurriendo en la ciudad, por la guerra entre grupos del crimen organizado, cuyos efectos están alcanzando a todos los sectores.



“Tratamos como maestros de hacerles creer que no pasa nada incontrolable, para no pasarles el miedo a los muchachos. Hacemos de repente como oídos sordos”, indica.



Reyes Bañuelos considera que esa es la forma en que pueden controlar en parte la situación de miedo que se extiende en toda la comunidad.



“Si ha psicosis, de hecho los padres de familia no dejaron venir a algunos de sus hijos al desfile revolucionario, por temor de que algo les pudiera pasar”, comenta al tiempo que observa los cuadros acrobáticos que preparan los estudiantes preparatorianos sobre la venida 16 de Septiembre.



Cadetes de la Academia de Policía hacen rondines en 940 escuelas


A fin de generar un clima de seguridad en las comunidades escolares, el Municipio de Juárez decidió hace unos días enviar a los cadetes de la Policía Municipal a resguardar los horarios de entrada y salida de los estudiantes, aunque la queja ha sido que no se han cubierto siempre ese compromiso.